14 diciembre, 2017
Trastornos no relacionados con sustancias. Mónica Domingo Martínez|
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) (American Psychiatric Association [APA], 2013) incluye un nuevo apartado para los trastornos no relacionados con sustancias, que no se hallaba especificado en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) (American Psychiatric Association [APA], 1994).
En el citado apartado el DSM-5 incluye únicamente el juego patológico, que anteriormente en el DSM-IV consideraba dentro de los Trastornos del control de los impulsos no clasificados en otros apartados.
En el trabajo de Marks (1990) se puntualiza que las que él llama adicciones conductuales donde no interviene una sustancia (entre las que incluye el trastorno obsesivo-compulsivo, gasto compulsivo [incluyendo juegos de azar], comer en exceso, hipersexualidad (recta o desviada) y cleptomanía), cumplen unas características semejantes a los síntomas de ansiedad y retirada en el abuso de sustancias:
- Rutinas de conductas repetitivas que se conocen como contraproducentes.
- Aumento de la tensión hasta que se completa la rutina.
- Disminución temporal rápida de la tensión tras completar la conducta
- Reaparición gradual del impulso
- Síntomas específicos externos y quizás señales internas para el impulso
- Condicionamiento secundario del impulso a señales externas e internas.
- Malestar si se evita la conducta se asemejan.
En realidad, añade, al decir de Echeburúa et al. (2006) cualquier actividad normal que resulte placentera para un individuo puede convertirse en una conducta adictiva. Lo esencial del trastorno es que el enfermo pierde el control sobre la actividad elegida y continúa con ella a pesar de las consecuencias adversas de todo tipo que ella produce.
Sin embargo, el DSM-5 (APA, 2013) puntualiza en una nota a continuación de los síntomas del juego patológico que, aunque “algunas alteraciones comportamentales que no implican consumo de sustancias presentan similitudes con los trastornos relacionados con sustancias, solamente un trastorno —el juego patológico— tiene suficiente evidencia como para ser incluido en esta sección”(p. 586). Probablemente no ha podido demostrarse eficientemente que como en el caso de las drogas se “produce una activación directa general del sistema de recompensa cerebral, que está implicado en el refuerzo comportamental y en la producción de recuerdos” (ibídem, p. 481), puntualizando, por otra parte:
(…) se han descrito otros patrones de comportamiento excesivos, como el juego en internet, pero la investigación acerca de éste y otros síndromes comportamentales no es muy sólida. Por tanto, no se han incorporado los grupos de comportamientos repetitivos, que algunos califican como adicciones comportamentales, como la adicción al sexo, la adicción al ejercicio, o la adicción a las compras, puesto que no existen suficientes datos científicos para establecer los criterios diagnósticos y las descripciones de su curso, fundamentales para considerar estos comportamientos como trastornos mentales. (Ibídem, p. 481)
Nos queda la duda de que aun no considerándose adicciones, por sus características similares, su tratamiento pueda realizarse utilizando métodos análogos a los empleados en la adicción de sustancias que están ampliamente validados.
Referencias:
American PsychiatricAssociation. (1994). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. DSM-IV. Arlington, USA: Autor.
American PsychiatricAssociation. (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. DSM-5 (5ª ed.). Arlington, USA: Autor.
Echeburúa, E., Fernandez-Montalvo, J. (2006). Adicciones sin drogas. En: J. C. Pérez de los Cobos, J. C. Valderrama, , G. Cervera, G. Rubio (Eds.). Tratado SET de trastornos adictivos, pp. 471-476. Madrid: Panamericana.
Marks, I. (1990). Behavioural (non-chemical) addictions. British Journal of Addiction, 85(11), pp. 1389–1394. doi: 10.1111/j.1360-0443.1990.tb01618.x
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