Relaciones entre el sueño y la adicción

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4 diciembre, 2014

Relaciones entre el sueño y la adicción |

Se ha comprobado que existe una relación bidireccional positiva entre el riesgo de sufrir un trastorno por abuso de sustancias y padecer un trastorno de sueño, es decir, las personas que refieren un abuso o que presentan dependencia a las sustancias, tienen mayor prevalencia de alteraciones del sueño, y viceversa, las personas que presentan alteraciones del sueño tienen mayor riesgo que la población general de presentar problemas relacionados con el abuso de sustancias.

Por ejemplo, el insomnio durante la etapa adolescente está relacionado con el desarrollo posterior de trastornos mentales, asociándose al uso de alcohol, cannabis, otras drogas, depresión y a ideas e intentos de suicidio. Además, según un estudio llevado a cabo en el año 2008, el insomnio es más frecuente en los adolescentes que fuman, beben y duermen menos tiempo durante el fin de semana.

Se sabe que el consumo agudo de alcohol ejerce un efecto inductor del sueño, puesto que es un ansiolítico e hipnótico pero, en consumo continuado, deteriora la calidad del sueño, problema que se ve agravado durante la fase de abstinencia. A elevadas dosis, disminuye la latencia del sueño, así como los despertares, la fase de sueño 1 (o de adormecimiento) y la densidad de movimientos oculares rápidos en la fase REM (fase en la que hay una gran actividad del cerebro) durante la primera mitad de la noche, produciendo un efecto rebote durante la segunda mitad. En pacientes alcohólicos crónicos, se ha encontrado una disminución del sueño lento profundo, el sue�o REM y un sueño más fragmentado. De hecho, uno de los factores de recaída en el consumo de alcohol, tras un período de abstinencia, puede ser la persistencia de alteraciones del sueño.

En cambio, la cocaína tiene un efecto euforizante sobre el estado de ánimo, disminuye el tiempo total de sueño y altera su continuidad. Durante el período de abstinencia, aumenta el tiempo total de sueño y la somnolencia diurna.

Otro ejemplo es el consumo de cannabis, a dosis altas disminuye el sueño REM y el sueño de ondas lentas a medida que aumenta el número de movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño, caracterizándose éste por una mayor fragmentación. Durante la etapa de abstinencia, la calidad del sueño se ve deteriorada, aumenta la latencia y se producen sueños extraños.

Por lo tanto, se convierte en una necesidad de vital importancia favorecer unos hábitos de sueño saludables en la población con adicciones que se encuentra bajo tratamiento, con el fin de propiciar un mejor funcionamiento físico y cognitivo y garantizar una mayor sensación de descanso y bienestar que les permita afrontar con mayor éxito las demandas y exigencias de su rehabilitación.

https://www.redalyc.org/pdf/2891/289124639002.pdf

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