17 junio, 2016
Qué es la adicción Mónica Domingo Martínez|
La RAE define la adicción como el hábito de conductas peligrosas o de consumo de determinados productos, en especial drogas, y del que no se puede prescindir o resulta muy difícil hacerlo por razones de dependencia psicológica o incluso fisiológica. Está definición es cierta pero insuficiente y simplista si queremos conocer más a fondo lo que implica ser adicto/a. Es por ello, el objetivo de este pequeño artículo profundizar en el conocimiento de la adicción y dar una visión mucho más amplia de la misma.
Gossop (1989), propone cuatro aspectos fundamentales de la conducta adictiva. Analizaremos a continuación más detalladamente cada uno de ellos:
– El primero es un fuerte deseo o sentimiento de impulsión para llevar a cabo la conducta, en función de la potencia adictiva de la sustancia consumida este deseo puede ser más o menos fuerte. Por ejemplo, en el caso de la heroína, el craving (deseo vehemente de consumir o experimentar sus efectos, puede originarse ante la presencia de la sustancia o estar condicionado por estímulos asociados) Es especialmente fuerte, lo que también explica el tipo de abstinencia que padecen este tipo de adictos/as.
-El segundo aspecto que propone este autor es la capacidad deteriorada para controlar la conducta. La sustancia o conducta adictiva (incluyendo también el juego patológico, las compras compulsivas o la adicción al sexo), se hace con el dominio y posesión de la voluntad del adicto, digamos que la libertad de la persona quedaría relegada a la adicción. Este hecho en un primer momento actúa como una de las múltiples causas (y síntoma) de la adicción, pero también se convierte en consecuencia, puesto que la adicción genera cambios a nivel fisiológico y psicológico en el sistema de refuerzo (anatómicamente este sistema se localiza en el núcleo accumbens) y se deteriora la capacidad de espera del mismo (explicaría ese deseo vehemente e incontrolable). Por tanto, podemos considerar que la adicción tiene una gran relación con el deterioro en el control de impulsos y la capacidad ejecutiva en la toma de decisiones (lóbulo prefrontal).
– En tercer lugar destaca el malestar y la angustia emocional cuando la conducta es impedida o abandona. El adicto como hemos explicado anteriormente presenta un fuerte deseo y agitación ante el impedimento en la ejecución de la conducta adictiva (semejante a una obsesión) lo que le lleva a realizarla a pesar de sus consecuencias negativas (funcionalidad semejante a la compulsión) recuperando el equilibrio en su estado fisiológico y emocional. Es decir, la conducta cuando se convierte en un problema de adicción se mantiene por refuerzo negativo, diríamos que la motivación del adicto ya no es la búsqueda de placer sino la evitación del malestar. Este es uno de los síntomas subjetivos que presenta el síndrome de abstinencia, el cual suele tener los síntomas antagónicos a los efectos que produce la sustancia o la conducta adictiva.
-Por último, cabe destacar la persistencia de la conducta adictiva a pesar de las consecuencias y problemas que genera en todas las áreas de la vida del adicto (personal, laboral, familiar, de pareja, problemas legales�).
Quizá entender esta enfermedad de un modo más profundo y multidimensional nos libraría de muchos prejuicios que se tienen con estos enfermos, porque el conocimiento nos hace más libres y tolerantes.Bibliografía:
Psicología clínica, Manual de Psicología clínica Cede Preparación para el PIR.
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