27 junio, 2018
Psicoterapia de los trastornos de personalidad relacionados con la adicción. Mónica Domingo Martínez|
Los trastornos de la personalidad configuran una de las condiciones psicopatológicas
más frecuentes entre las personas que solicitan tratamiento para superar su adicción a
sustancias; diversos estudios con diferentes metodologías estiman una prevalencia entre
el 34,8 y el 73% entre los adictos, frente al 10-14,8% en población general. Estos datos
nos pueden arrojar un poco de luz a la hora de ver que, en numerosas ocasiones, por no
decir en todas, existe una realidad mucho más profunda a las problemáticas que
manifestamos, siendo la manifestación tangible, clasificable y medible la punta de una
realidad mucho más extensa y compleja.
La personalidad, que es esa máscara que desarrollamos para movernos en nuestra propia
realidad y en el mundo y que no siempre refleja la esencia que portamos, ha sido vista
como un pilar o patrón de carácter permanente, poco flexible y capaz de definir nuestra
identidad y nuestras realidad pasada, presente y futura. Creo que esta concepción nos
hace daño a todos en general, pero más a quienes cuentan con un gran conflicto que
atañe a esta estructura de nuestra mente y sobre los cuales se cierne un peligroso
estigma que puede servir tanto de juez severo como de justificación para no lanzarnos a
un cambio profundo que permita despejar la maleza y ver la luz real que puede residir
en nosotros.
Esta esperanza y posibilidad de transformación que nos toca a todos, no quiere decir que
el reto sea sencillo y que la patología dual que se expone aquí, trastornos de
personalidad y adicción, implique un tratamiento terapéutico sencillo y con líneas claras
en el que se puede aplicar fielmente lo expuesto en los manuales o que se base
simplemente en aquello que está empíricamente validado. Se requiere una flexibilidad
de miras mayor, una creatividad extra del terapeuta, un conocimiento más amplio que
no se focalice únicamente en una concepción o enfoque, sino que integre numerosas
perspectivas que permitan acercarse a la complejidad que implican las realidades de la
mente.
Es esto necesario ya que estas problemáticas muestran una menor adherencia al
tratamiento en las etapas iniciales del mismo, las recaídas son potencialmente más
frecuentes en estos cuadros duales y se requiere una mayor atención por parte del
terapeuta (atención psicológica, tiempo e incluso presencia física). Todo ello implica
que el terapeuta lleve sus capacidades y habilidades terapéuticas a un nivel superior,
siendo cauteloso en el diagnóstico, pudiendo abrirse a la idea de que quizás las hipótesis
y las etiquetas iniciales cambiarán a medida que surja nuevo material, siendo muy
importante observar a la persona a lo largo del tiempo y en abstinencia, separando la
identidad de la persona de la manifestación de esta identidad en conjunción con la
adicción. Otro punto clave será el vínculo terapéutico y cómo el terapeuta se relacionará
con la persona, siendo esenciales la asertividad, la claridad, los límites y la paciencia,
buscando un punto medio que permita la empatía, sin caer en la pérdida de ciertas
fronteras que no solo serán necesarias entre paciente-terapeuta, sino en la relaciones del
propio paciente a lo largo de su vida.
Referencias:
Palacios, L. (2007). Psicoterapia de los trastornos de personalidad en adictos.
Revista Española de Drogodependencias. Vol 32 (3). 408-424.
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