Las drogas como automedicación.

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17 junio, 2015

Las drogas como automedicación. |

A lo largo de la historia las drogas se han empleado por las personas para paliar ciertos males o para adaptarse a nuevas situaciones. Por ejemplo, la cocaína en los siglos XVIII y XIX fue empleada para mantener la atención por multitud de personalidades como científicos o soldados y años antes era utilizada por indígenas que vivían en altas montañas para paliar la falta de oxígeno.

En la actualidad derivados de dichas drogas se emplean para multitud de tratamientos médicos y psicológicos, de modo que la farmacología ha reducido los componentes más peligrosos de estas sustancias.

Aún así una gran cantidad de pacientes prefieren emplear drogas de abuso como tratamiento. Esto generalmente se debe al escaso conocimiento de que se padece una enfermedad, a la escasez de recursos y a las ganas de paliar los síntomas. Y ello tiene cierto sentido porque en el caso de drogas depresoras como el alcohol se contribuye a reducir la ansiedad y los síntomas ansiosos, el efecto del cannabis y los cannabinoides por ejemplo contribuye a mejorar el estado de ánimo, a reducir la hiperactividad e impulsividad e incluso a reducir los síntomas negativos de los trastornos psicóticos.

Los trastornos mentales que más abusan de la automedicación son la ansiedad, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, la depresión y otros trastornos del estado de ánimo, bordeline y la esquizofrenia, siendo la droga preferida para ello el alcohol.

No obstante, el uso de drogas de abuso como medicación es un arma de doble filo, pues a la larga contribuye a agravar los síntomas y a cronificar la enfermedad, por no decir que dicho efecto positivo solamente dura lo que dura el efecto de la droga. Además, la automedicación se emplea sin conocimiento de causa por lo que la mayoría de la veces se emplean determinadas drogas para aliviar los síntomas sin ser estas las más adecuadas para el tratamiento.

Como resultado de la automedicación se produce una cronificación del trastorno, una menor adhesión al tratamiento, un mayor riesgo de episodios depresivos, ansiosos, psicóticos o maníacos y también se aumenta el riesgo de suicidio. Por lo que lo recomendable sería acudir a un médico que administrara medicación específica para cada trastorno.

Bibliografía

Julio Bobes, M.C. (2011) Manual de trastornos adictivos. Segunda Edición. Enfoque editorial S.C

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