26 noviembre, 2015
La adicción al sexo y las nuevas tecnologías (II) Mónica Domingo Martínez|
Desde la aparición de Internet el asunto de la adicción al sexo se ha complicado, con la llegada masiva de webs porno, chats para practicar sexo con desconocidos, etc. La demanda del sexo por Internet está ascendiendo mucho dada su alta capacidad de enganche, triunfando por ser accesible, anónimo y asequible. Además, supone una muy buena solución para personas más tímidas.
Podemos enumerar los principales síntomas de la adicción al cibersexo:
a) invertir muchas horas en los chats eróticos
b) buscar personas anónimas para satisfacer fantasías sexuales que usualmente no se dan en la vida real;
c) alternar cibersexo y teléfonos eróticos;
d) masturbación mientras se está en un chat erótico;
e) preferir conseguir el placer sexual en Internet antes que en la relación de pareja.
El adicto pierde varias horas todos los días en la búsqueda del objetivo sexual. También es destacable que el orgasmo genera insatisfacción, y esta lleva al mismo tiempo a la búsqueda compulsiva del placer.
Algunas de las consecuencias negativas son la pérdida de autoestima, pérdida de la pareja, riesgo de contraer sida y enfermedades de transmisión sexual, problemas por acoso sexual e incluso intentos de suicidio. Además, en las personas afectadas es frecuente dejar cuidar el aspecto físico y la salud, así como las amistades o familia. Esta adicción provoca mucho sufrimiento y autodestrucción, conduciendo a la soledad y al sentimiento de culpa.
Entre las personas con riesgo de desarrollar esta adicción están las que tienen baja autoestima, insatisfacción con la imagen corporal, tienen alguna disfunción sexual o relaciones insatisfactorias. La adicción al sexo puede estar relacionada con la ansiedad o la depresión (más en el caso de las mujeres), con el consiguiente riesgo de suicidio, a problemas de control de impulsos, a trastornos de la personalidad o al consumo abusivo de alcohol y drogas (más en el caso de los hombres), sobre todo cocaína.
La motivación para el tratamiento de la adicción al sexo suele ser baja porque se la tiende a calificar de vicio, no de enfermedad. Por eso los afectados procuran negarlo, esconderlo o minimizarlo. Lo que trae al paciente a la consulta habitualmente es el consumo de alcohol o cocaína o la depresión, no la adicción al sexo en sí. Solo después se descubre la adicción al sexo, que estaba escondida entre otros problemas: conflictos familiares, divorcios, etcétera.
Referencias
Odriozola, E. E. (2012). Existe realmente la adicción al sexo?.Adicciones: Revista de socidrogalcohol, 24(4), 281-286.
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