Juego patológico

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2 noviembre, 2017

Juego patológico |

El nuevo Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. DSM-5.
(American Psychiatric Association [APA], 2013) hace la siguiente puntualización sobre
el juego patológico: “Además de los trastornos relacionados con sustancias, este
capítulo también incluye el juego patológico, puesto que existe evidencia de que los
comportamientos de juego patológico activan los sistemas de recompensa de manera
semejante a las drogas de abuso” (p. 481).
Esta condición ya había sido considerada desde hace tiempo por un gran número de
profesionales; sin embargo, su inclusión en el DSM-5 en lugar de la consideración
anterior como un trastorno de control de impulsos, creemos que ha abierto una puerta
a considerar determinadas conductas que actúan de forma similar a la producida por el
consumo de sustancias, a pesar de que la APA puntualice que la investigación acerca
de estos síndromes comportamentales no es muy sólida (aunque algunos puedan
calificarlas como adicciones comportamentales), pues no existen suficientes datos
científicos para considerar estos comportamientos como trastornos mentales (APA,
2013).
No entramos en esta discusión, pero sí nos resulta interesante esta nueva
consideración como trastorno del juego en el caso de que sus síntomas sean
persistentes, recurrentes y que provoquen un deterioro o malestar clínicamente
significativo, que sería la definición del juego patológico (APA, 2013) y en el que algún
estudio científico ya había considerado la existencia de una posible alteración funcional
del sistema noradrenérgico (Roy et al.,1988).
Custer (1984) distingue a los jugadores sociales, en los que el resultado de las
apuestas no influye en la autoestima personal, otras dimensiones de la vida son más
reforzantes que el juego y las ganancias o pérdidas son en general modestas; mientras
que el jugador patológico presenta un juego descontrolado con una alta frecuencia de
la conducta, una inversión de tiempo y dinero; a su vez, apuesta una cantidad superior
a la planeada y tiene pensamientos recurrentes: el deseo compulsivo de jugar
especialmente cuando pierde y potentes distorsiones cognitivas. En él se esbozan tres
fases: aventurera o ganadora; perdedora; y la fase de desesperación. Los problemas
son cada vez mayores en todas las esferas de la vida, incluyendo relaciones con los
miembros de la familia y amigos, los asociados de juego, el empleo y la economía.
Finalmente, el jugador ha reducido las opciones de vida, que incluyen suicidio,
encarcelamiento, huir y buscar ayuda (Lesieurrobert y Custer,1984).
Con respecto al perfil del jugador patológico, un documento de la Junta de
Extremadura (2008) presenta el perfil aplicado a su comunidad, que aunque no tiene
por qué ser el perfil general, sí nos adelanta algunas características que probablemente
pueden ser comunes:
Mayor proporción de hombres que de mujeres, variable según los estudios pero
aproximadamente de dos a tres hombres por cada mujer; entre 18 y 40 años; la
misma cantidad de solteros que de casados; la mayor parte pertenece a las
clases sociales media o media-baja, aunque el juego se da en todas las clases
sociales; profesión variable; antecedentes familiares de adicciones, siendo la más
frecuente la adicción al alcohol. (p. 20)

American PsychiatricAssociation, APA. (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales. DSM-5. Washington. Autor.
Custer, R. L. (1984). Profile of thepathologicalgambler. Journal of ClinicalPsychiatry, 45,
pp. 2-12.
Junta de Extremadura (2008). Manual de intervención en juego patológico. Badajoz:
Autor.
Lesieurrobert, H. R. yCuster, L. (1984). PathologicalGambling: Roots, Phases, and
Treatment. The ANNALS of the American Academyof Political and Social
Science, 474(1), pp. 146 – 156.
Roy, A., Adinoff, B.,Roehrich. L.,Lamparski, D., Custer, R., Lorenz. V., Barbaccia, M.,
Guidotti, A., Costa, E. y Linnoila, M. (1988)PathologicalGambling. Archives of
General Psychiatry. 45(4), pp.

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