30 noviembre, 2014
Influencia de los modelos sociales en el consumo de alcohol de los adolescentes Mónica Domingo Martínez|
El alcohol es la sustancia cuyo uso está más extendido entre los jóvenes españoles de entre 14 y 18 años. Gran parte del consumo de alcohol se realiza dentro del contexto familiar, produciéndose de forma claramente perceptible para el niño. Lo cierto es que dentro del ámbito familiar existe una mayor permisividad y normalización con respecto al consumo de alcohol que con cualquier otro tipo de sustancia.
Los hábitos de los familiares y de las personas cercanas a los jóvenes influyen a la hora de fijar, mantener o eliminar determinadas pautas de comportamiento. Diversos autores subrayan la importancia de los procesos de modelado como factores condicionantes del proceso de consumo. Por ejemplo, se ha visto que la predisposición al consumo es mayor en jóvenes cuyos modelos de referencia son consumidores dependientes.
Albert Bandura, máximo exponente del aprendizaje por observación o modelado, resalta que aquellas personas con las que se interactúa habitualmente establecen patrones de conducta que, al observarse de manera repetida, tienden a ser aprendidos con mayor rapidez. La influencia ejercida por el modelo depende de sus características, como su posición social, competencia, similitud percibida, atractivo y relación existente con el observador.
Se han encontrado diferencias entre los modelos sociales y su relación con el consumo de alcohol en adolescentes. Los resultados indican que el principal indicador del consumo de alcohol es el consumo del mejor amigo, seguido del consumo de hermanos. Asimismo, se ha comprobado que la intención de consumo aumenta cuando tanto el padre, como el hermano y, sobre todo, el mejor amigo son bebedores.
Durante la adolescencia, los jóvenes comienzan a pasar más tiempo con los amigos y menos con sus padres, y parece lógico pensar que este hecho pueda predisponerlos a establecer redes de asociación, favorables o desfavorables, al consumo ante la presencia repetida del modelo del mejor amigo. Además, la opinión y la conducta del mejor amigo, en lo que respecta al alcohol, tiene una valoración m�s alta por parte del adolescente que la de sus padres y hermanos.
Otro dato curioso es que se ha constatado que gran parte de los adolescentes cuyo mejor amigo bebe, sobreestiman la proporción de personas que beben, produciéndose un sesgo de falso consenso. Es decir, existe una tendencia del grupo que comparte un atributo, en este caso consumir alcohol, a sobreestimar la frecuencia o prevalencia de este atributo en los demás de su grupo, frente al colectivo que no lo posee.
https://www.unioviedo.net/reunido/index.php/PST/article/view/8693/8557
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