14 junio, 2016
El proceso de recaída en las adicciones Mónica Domingo Martínez|
La recaída es un proceso complicado en el que intervienen varios factores. Sin embargo, comúnmente se suele considerar esta como una situación donde se vuelve a producir el consumo de la sustancia o la conducta adictiva (ejemplo: echar en las tragaperras o realizar una compra compulsiva).
A pesar de que en los tratamientos terapéuticos el objetivo principal es conseguir y mantener la abstinencia (no realizar la conducta adictiva o el consumo), el número de recaídas es considerable. Por lo tanto la prevención de recaídas debe ser una parte fundamental del tratamiento psicológico.
Por lo tanto, en la intervención es muy importante trabajar con estos pacientes en entender que la recaída es un proceso, donde existen claves, causas y antecedentes que la preceden. Por lo tanto lo primero de todo es enseñar a los pacientes a detectar estas señales previas para poder parar el proceso de recaída antes de que se de ésta. Una vez que se aprende esto es importante entrenar estrategias de control de estímulos (ejemplo: evitar situaciones de alto riesgo), afrontamiento y resolución de problemas, además de las específicas para cada caso en particular.
Según Graña (1994), podemos identificar algunas señales que pueden desencadenar una recaída o consumo, a continuación se enumerarán:
-Pensamientos y actitudes negativas hacía la abstinencia, también podría ser indicativo de riesgo de recaída pensamientos negativos y derrotistas sobre la capacidad propia de rehabilitarse (ejemplo: Nunca seré capaz de conseguir superar mi adicción, esta enfermedad puede conmigo no me siento capaz).
-Sentimientos y estados de ánimo negativos. La depresión, la disforia, culpa, ira y ansiedad son emociones negativas de una intensidad muy elevada, lo que puede provocar una vuelta al consumo con el objetivo de suavizar éstas emociones.
-Idealizar el efecto de la droga y añoranza de la vida en consumo (ejemplo: la vida en consumo era menos dura).
-Poner a prueba el control personal. En ocasiones los pacientes sobrevaloran su capacidad de control y se exponen a situaciones de alto riesgo para ponerse a prueba antes de tiempo, pudiéndose producir una vuelta a la conducta adictiva.
-Estados de ánimo positivos intensos. Euforia o alegría descontrolada pueden también ser emociones de riesgo para el adicto, ya que la capacidad de razonamiento y control puede alterarse debido al estado de ánimo intenso, sea positivo o negativo.
-Problemas familiares o de pareja (ejemplo: discusión con la pareja). El problema en sí no tiene que producir de forma automática la recaída, pero éste generará un estado emocional intenso, pudiendo fomentar el consumo con el objetivo de restablecer el equilibrio de nuevo.
Referencias:
– E.Arostegui & A.Urbano, Manual de prevención de las recaídas en toxicomanías (2001), Departamento de vivienda y asuntos sociales, Gobierno Vasco.
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