29 enero, 2018
El autoconcepto en el adolescente y el consumo de sustancias Mónica Domingo Martínez|
Según Burns (1990), el autoconcepto sería el conjunto de percepciones, ideas u opiniones que el individuo tiene de sí mismo; independientemente de que sean falsas o verdaderas, objetivas o subjetivas, y estas opiniones le permiten describirse a sí mismo. Es el concepto que el individuo tiene de sí mismo como un ser físico, social y espiritual; tradicionalmente ha constituido una clave explicativa para el adecuado funcionamiento comportamental, cognitivo, afectivo y social. (Shavelson, Hubner y Stanton, 1976).
Tipos de autoconcepto:
- Social: percepción que el sujeto tiene de su desempeño en las relaciones sociales.
- Emocional: percepción del control de las situaciones y emociones.
- Familiar: percepción de la implicación, participación e integración en el medio familiar.
- Físico: referencia a cómo se percibe o se cuida físicamente.
- Académico –profesional: percepción de la calidad del desempeño de su rol, como estudiante y como trabajador.
Los resultados obtenidos por Fuentes, García, Gracia y Lila (2011) en torno a la relación del autoconcepto y el consumo de sustancias indican que:
(1) Las dimensiones académica, familiar y física del autoconcepto se relacionan inversamente con el consumo de sustancias.
(2) Los componentes sociales del autoconcepto se relacionan, en un primer momento, de forma positiva con el consumo de sustancias. No obstante, esta relación deja de ser significativa al controlar el efecto estadístico del sexo y la edad, tanto al aplicar las correlaciones parciales como los análisis de covarianza. (p.237).
De este estudio se puede deducir como Shavelson et al. (1976), con algunas limitaciones, que el autoconcepto es un importante correlato del bienestar psicológico y un constructo básico para explicar las conductas ajustadas y adaptativas que evitarían las conductas adictivas.
La relación entre el autoconcepto y el consumo de sustancias en el periodo de la adolescencia es un tema ampliamente estudiado y tradicionalmente se ha considerado el bajo autoconcepto como un clásico factor de riesgo para el consumo de sustancias.
Los resultados de Álvaro, Zurita, Castro, Martínez y García. (2016) mostraron que el autoconcepto global era alto en los adolescentes que en su mayoría eran no fumadores y el consumo de alcohol era perceptible únicamente en tres de cada diez jóvenes.
En referencia al autoconcepto social, este tiene también poca relación con el consumo de sustancias, lo cual parece desaconsejar que los programas de prevención se centren en el desarrollo de habilidades sociales generales, sin embargo el autoconcepto emocional, en contra de lo esperado, muestra una relación directa con el consumo de las sustancias estudiadas (Martínez-Lorca y Alonso-Sanz, 2003).
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