23 febrero, 2018
Desafío a la hipótesis de la dopamina. Mónica Domingo Martínez|
A principios de la década de 1990, la evidencia sugirió que muchas (si no todas)
drogas de abuso actúan a través de mecanismos que involucran al neurotransmisor
cerebral dopamina y los sistemas neurales que este regula.
La hipótesis era que aunque estos fármacos -incluidos estimulantes como la
anfetamina y la cocaína, opiáceos como la heroína e incluso las sustancias llamadas
legales como el alcohol y la nicotina- pueden influir en respuestas primarias de diversos
sistemas químicos neurotransmisores del cerebro, conducen a efectos secundarios que
involucran dopamina. Un ejemplo es la morfina y la heroína que tras unirse a
receptores opiáceos aumentan la actividad de las llamadas neuronas dopaminérgicas
mesolímbicas en el mesencéfalo, las cuales envían sus proyecciones a estructuras de
prosencéfalo interconectadas como la corteza prefrontal y el estriado. Una región en la
base del estriado, el núcleo accumbens, es la zona clave que media los efectos
gratificantes de fármacos como la anfetamina y la cocaína, que actúan directamente
aumentando los niveles de dopamina en este sitio.(Wise, yBozarth, 1987).
Esta sería la hipótesis de dopamina. Sin embargo, recientemente ha sido desafiada por
lo que llamaríamos la hipótesis de la serotonina. Esta hipótesis se ha formulado por el
conocimiento del destacado papel del sistema de neurotransmisores de serotonina en
el abuso de cocaína (Parsons, Weiss yKoob, 1998). Esto es particularmente relevante,
dadas las interacciones a menudo mutuamente inhibitorias entre los sistemas de
serotonina y dopamina. Los fármacos antidepresivos como la fluoxetina comparten con
la cocaína una alta afinidad para la molécula transportadora de serotonina. La
suposición de este vínculo está reforzada por la comorbilidad entre muchas formas de
drogodependencia y depresión. La nueva hipótesis vendría a decir que la dependencia
no estaría provocada por el aumento de la dopamina, sino por la disminución de la
serotonina. Esto se ha podido comprobar en los ratones knockoaut 1 que son más
propensos que los ratones normales a auto-administrarse cocaína. Aunque la
controversia surge cuando, aparentemente, el mismo comportamiento puede lograrse
con ratas tratadas de forma opuesta: con fármacos que estimulan el receptor 5-
HT 1B (Robbins y Everitt, 1999).
Por otra parte, Soría (2006) propone que el sistema endocannabinoide, a través del
receptor CB1, participa en las propiedades adictivas de diferentes drogas de abuso
como el delta9-tetrahidrocannabinol, la nicotina y la morfina. Mediante el uso de
ratones CB1 knockout, comprueban que el receptor CB1 participa en la eficacia
reforzante de la cocaína, siendo su presencia necesaria para los procesos de
consolidación de una conducta operante mantenida por la autoadministración de
cocaína, lo que confirmaría el sistema endocannabinoide es un sustrato común para la
adicción de drogas de abuso. Del mismo modo, el sistema purinérgico, que modula
numerosos sistemas de neurotransmisión, podría modular también los sistemas de
recompensa, por la estrecha relación a nivel celular y funcional entre los receptores de
adenosina y los receptores dopaminérgicos. Ello conduciría a mostrar interés para
desarrollar nuevas estrategias de bloqueo de los receptores A2A y CB1 para atenuar e
incluso prevenir el desarrollo de la adicción.
1 Carecen de determinado receptor.
Miguel Colomer Miranda
Referencias:
Parsons, L. H., Weiss, F.yKoob, G. F. (1998). Serotonin1B receptor
stimulationenhancescocainereinforcement. Journal of Neuroscience, 18(23),
pp. 10078-10089.
Robbins, T. W. Y Everitt, B. J. (1999). Drugaddiction: badhabitsadd up. Nature,
398(6728), pp. 567-570.
Soria, G. (2006). Sistemas cannabinoide y purinérgico: posibles sustratos
neurobiológicos de la drogadicción (Tesis doctoral). UniversitatPompeuFabra.
Barcelona.
Wise, R. A. yBozarth, M. A. (1987). A psychomotorstimulanttheory of addiction.
Psychologicalreview, 94(4), pp. 469-492.
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