Cannabis sativa en animales

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4 julio, 2017

Cannabis sativa en animales |

 

 

Se cree que el ∆9-tetrahidrocannabinol (THC) es el cannabinoide farmacológicamente más activo de la planta de cannabissativa que actúa sobre los receptores cannabinoides CB1 y CB2, que hasta ahora se han identificado en el sistema nervioso. Tras la identificación de estos se descubrió los ligandos endógenos para los mismos, (endocannabinoides), de los cuales los más estudiados son  la anandamida (N-araquidonil-etanolamida,AEA), el 2-araquidonil-glicerol (2-AG) (Grotenhermen, 2006).

 

De Amborsio (2006) obtenemos los siguientes datos:

 

Los humanos somos la única especie del reino animal que empleamos la planta cannabis sativa. Esta conclusión se ha obtenido analizando las propiedades reforzantes positivas (y negativas) de los cannabinoides mediante diversos modelos animales, de los que los  mejores paradigmas experimentales son:

 

  • Autoestimulación eléctrica intracraneal.
  • Condicionamiento preferencial al sitio.
  • Discriminación de drogas.
  • Autoadministración intravenosa de drogas

 

Los resultados obtenidos con THC en los tres primeros parecen sugerir que la administración de THC produce efectos como reforzador positivo. Sin embargo, es difícil conseguir que animales de laboratorio se autoadministren THC intravenosamente.

 

Dado que el paradigma de la autoadministración intravenosa de drogas es el mejor modelo para evaluar directamente los efectos de las drogas como reforzadores positivos, esta dificultad sugiere que el THC funciona como un reforzador débil. Lo que nos explicaría que el consumo de cannabis no produzca una dependencia severa y que su retirada permita abandonar el consumo sin precisar tratamiento farmacológico.

 

Sin embargo, recientemente, se ha demostrado que el cannabinoide sintético WIN 55.2122 (que es unas cuatro veces más potente que el THC) es autoadministrado por ratones intravenosamente. Esta sustancia es un agonista del subtipo CB1 de los receptores cerebrales de cannabinoides, lo que sugiere que los efectos reforzantes positivos de los cannabinoides pueden ser consecuencia directa de la activación de estos receptores y que el THC de la cannabis sativa no mantienen la conducta de autoadministración de drogas por no ser buen agonista del subtipo de receptor CB1.

 

Esto nos sugiere que los posibles efectos terapéuticos atribuidos a la cannabis sativa por la actuación eficaz del THC en el tratamiento de las náuseas y vómitos por quimioteraipia, el dolor, la espasticidad y otros síntomas de la esclerosis múltiple, algunas alteraciones del movimiento, etc. (Durán, Laporte y Capellá, 2004) deben ser cuidadosamente estudiados en los cannabinoides sintéticos de los que se está extendiendo actualmente su utilización por tener mayores efectos placenteros (Winstock y Barrat, 2013), pero que posiblemente produzca un dependencia más severa que la producida por la cannabis sativa.

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