28 febrero, 2018
Alcohol y juego Mónica Domingo Martínez|
El Manual de Intervención en Juego Patológico del Servicio Extremeño de Salud (2008)
comenta:
El fenómeno de la coadiccción, es decir, el consumo excesivo de alcohol y el
juego compulsivo aparece conjunta o secuencialmente en muchos casos,
desconociéndose, en ocasiones, qué problema es más importante o el orden de
aparición (p. 14).
En un estudio de Fernández-Montalvo, Landa y López-Goñi (2005) sobre la prevalencia
del juego patológico en alcohólicos que acuden en busca de tratamiento los resultados
obtenidos mostraron que el 20% de los alcohólicos de la muestra presentaba un
diagnóstico comórbido de ludopatía. Además, un 12% adicional obtenía una puntuación
en el Cuestionario de Juego Patológico de South Oaks (SOGS) de Lesieury Blume
(1987) indicadora de juego problemático. En suma, el 32% de la muestra presentaba
síntomas de juego clínicamente significativos.
Desde una perspectiva sociodemográfica, la única diferencia significativa entre los
jugadores patológicos y los no ludópatas es el sexo: el 100% de los alcohólicos
ludópatas son hombres, frente al 70% de los alcohólicos no ludópatas (Fernández-
Montalvo et al.2005)
Un aspecto importante son las recaídas en la adicción al juego por el consumo de el
alcohol, que en concreto en un estudio de Fernández-Montalvo, Echeburúa, y Báez
(1999). El 14,3% de las recaídas se deben a este factor. Cuya posible explicación
deriva de que el consumo de alcohol dificulta los dos elementos fundamentales para
prevenir las recaídas:
La identificación de las situaciones de alto riesgo.
La puesta en práctica de las estrategias de afrontamiento necesarias.
Pues un ex jugador que ha bebido en exceso puede ser incapaz de discriminar las
verdaderas circunstancias amenazantes y aun reconociendo las situaciones de alto
riesgo e identificarlas como peligrosas, puede sentirse bloqueado para la ejecución.
La comparación entre los alcohólicos con y sin ludopatía asociada mostró diferencias
significativas en las variables relacionadas con el consumo de alcohol, con una
frecuencia de patrón de consumo diario mucho más alta en los alcohólicos ludópatas.
Sin embargo, los resultados obtenidos en el Inventario de Síntomas SCL-90- R
(Derogatis, 1977) para ambos grupos de alcohólicos son homogéneos. Comprobando
que la ausencia de diferencias entre los dos subgrupos no se debía una ausencia de
síntomas psicopatológicos; puesto que llevando a cabo una comparación en todas las
dimensiones del SCL-90- R entre la muestra del estudio y la muestra normativa del
instrumento, los resultados pusieron de manifiesto que la puntuación de la muestra
total de alcohólicos en todas las dimensiones del SCL-90- R era significativamente
superior a la obtenida por la muestra normativa del instrumento. Lo que nos hace
suponer que las posibles patologíaS surgidas son similares tanto para alcohólicos
ludópatas como para los no adictos al juego.
Referencias
Fernández-Montalvo, J., Landa, N. y López-Goñi J. J. (2005). Prevalencia del juego
patológico en el alcoholismo:un estudio exploratorio.Revista de Psicopatología
y Psicología Clínica, 10(2), pp. 125-134.
Lesieur, H. R. y Blume, S.B. (1987). The South OaksGamblingScreen (SOGS): A new
instrumentfortheidentification of pathologicalgamblers. (Validación española de
Echeburua, Báez, Fernández-Montalvo y Páez, 1994). American Jornal of
Psychiatry, 144, 1184-1188.
Fernández-Montalvo, J., Echeburúa, E. yBáez, C. (1999). Las recaídas en el
juegopatológico: un estudio de las situacionesprecipitantes. Revista de
Psicopatología y Psicología Clínica, 4, pp. 115-121.
Derogatis L. (1977). SCL-90- R, administration, scoring and procedures manual forthe
R(evised) version. Baltimore: Johns Hopkins University, School of Medicine.
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